Hola Blog:
Esta nota me gusto mucho porque caigo en la cuenta que es posible ayudar a los demas sin necesidad de pedir prestado...¿se entiende?
El ejemplo de esta persona me mueve a reflexionar que, si bien no hay muchas en condiciones reales de renunciar a todo, es posible organizarse y tratar de promover una mejor calidad de vida para aquellos que la pasan muy mal. Veo que no solamente 'dando' dinero o cosas se puede ayudar sino enseñando otras formas de vida. Como docente de vocacion, creo en el poder de la educacion para elevar a la persona hasta niveles insospechados.
Los invito a leer:
Los que pasan de la comodidad a la pobreza
Por:
Micaela Urdinez
Comentá (0) Admiro profundamente a las personas que dedican sus vidas a mejorar las de los demás. A los que no les alcanza con ser voluntarios o colaborar “de vez en cuando” sino que sólo se sienten realizados dando el 100% de su ser en beneficio de los más necesitados. Algunos empezaron como voluntarios, otros siempre tuvieron una vocación marcada de servicio y otros tantos dan un giro inesperado en sus vidas producto de una catástrofe familiar o mundial.
Pero dentro de este grupo, hoy quiero destacar a los que teniendo una buena posición económica y su “vida resuelta”, dejan de lado esas comodidades para adentrarse a los ecosistemas más tupidos de la pobreza: villas, asentamientos precarios, refugiados, grupos excluidos, etc. Algunos, incluso, se toman tan a pecho su compromiso radical que deciden irse a vivir a los mismos entornos vulnerables para poder entender de primera mano los problemas que los aquejan y hacer un real y efectivo trabajo de campo. Este es el caso de los curas villeros o de Catalina Hornos de la
Asociacion Civil Haciendo Camino que se fue a vivir a Santiago del Estero para luchar contra la desnutrición infantil.
Pero hoy quiero rescatar el caso de
Fazle Hasan Abed, un bengalí que recientemente ganó el
Premio Wise para la Educación por el que recibió la suma de 500.000 dólares para continuar la lucha contra la pobreza que hace 40 años viene librando a través del
Comité de Fomento Rural de Bangladesh (BRAC). Acá se los presento:
Pero lo que más me llamó la atencion de Adeb – además de los impresionantes logros conseguidos a nivel social – fue su historia y su elección de vida (de hecho bastante parecida a la de Muhammad Yunus).
Nieto de un ministro del gobierno bengalí, cursó sus estudios universitarios en Glasgow y Londres hasta llegar a convertirse en el Director Financiero de Shell. Para esa época, 1971, se estaba viviendo en Bangladesh una profunda crisis humanitaria producto de la lucha para independizarse de Pakistán, dejando a miles de refugiados en la pobreza. Esto llevo a Abed a dejar su trabajo, a vender su departamento en Londres y a volver a su país natal para ver de que manera podía ayudar a sus hermanos.
Que hizo entonces? Empezó a empoderar a las mujeres para que pudieran tener nociones básicas de higiene, organizó microcreditos para que pudieran empezar emprendimientos propios, creó escuelas para que los chicos recibieran la educación necesaria y de a poco fue sumando todas las ayudas posibles que las comunidades necesitaban. Para eso, por supuesto que pasaba todos sus dias caminando los barrios mas pobres y charlando con la gente. “No construimos puentes ni aeropuertos, pero hacemos practicamente todo lo demás”, dice Adeb, para contextualizar el inmenso trabajo que BRAC despliega hoy en dia en Asia, Africa y en Haiti.
Gracias a su trabajo, mas de 110 millones de personas vieron mejorada su calidad de vida, ayudó a disminuir la mortalidad infantil, sacó a 1.5 millones de familias de la pobreza, brinda servicios de microcréditos a las mujeres y permitió que 5 millones de chicos recibieran una educación de calidad. “Muchos de ellos fueron a la universidad y ahora trabajan de médicos, abogados o ingenieros. Pero lo importante es que la educación logró generar nuevas oportunidades para ellos”, dice Adeb, quien transmitió esta pasión y compasión a sus hijos, ambos comprometidos con la tarea de BRAC. En la actualidad, alrededor de 750,000 niños –70 por ciento de los cuales son mujeres– se encuentran inscritos en 25,000 escuelas primarias en Bangladesh. En este mismo país, BRAC cuenta con 22 centros residenciales de enseñanza.
Para humanizar un poco el trabajo de BRAC les cuento brevemente la historia de Jesmin, una joven que nació en una familia pobre de Rangpur. Su padre era un jornalero y su madre una ama de casa, que hacían lo posible por llegar a fin de mes para criar a su única hija. Cuando Jesmin tenía 4 años, su madre murió de cancer de hígado y su padre a los pocos meses. Se fue a vivir con su abuela y tuvo que empezar a trabajar como empleada doméstica para ayudar con el ingreso familiar.
En 2009, un integrante de BRAC visitó la aldea de Jesmin y salió seleccionada para empezar en una escuela que iban a fundar en el lugar. Despues de mucho trabajo, Jesmin está cursando sus estudios primarios y hoy tiene la oportunidad de tener un futuro mejor.
“La educación es la herramienta más poderosa y el catalizador más fuerte para el cambio. Por eso estamos apurados en generar un cambio, para evitar que se pierdan más oportunidades y potencialidades”, concluye Adeb, con la satisfacción de haberle dado un sentido profundo y humanitario a su vida.